Tras unas pequeñas vacaciones en las que conseguí desconectar de la triste realidad de mi día a día en la oficina, sólo me quedan recuerdos de la paz que disfruté. Por muchos motivos quisiera ser esa gaviota que vuela a su hogar, pero sólo puedo esperar que llegue el momento en que la huída me sea permitida.
El atardecer es de Chiclana, en la Playa de la Barrosa. espero que os guste.