Ayer tuve la oportunidad de sacar la cámara de paseo, lo que fue una buena noticia; las malas, que tenía 45 minutos y que el sitio era el Templo de Debod, que a pesar de ofrecernos un entorno precioso está más fotografiado que la Preysler... al menos, eso sí, nos ofrece un espejo donde buscar esos reflejos que tanto me atraen últimamente. Espero que os guste.